El cantante fallecido hoy a los 88 años encarnó las distintas fases de la música chilena en las últimas seis décadas, tanto en lo creativo como en lo político. Eso sí, su rol en el folclor del país es insoslayable.
A la edad de 83 años falleció Pedro Messone, Premio Nacional de Música Folclórica en 2018 y emblema del cancionero local -uno de los responsables de renovar el folclor en los 60-, según se constató durante la madrugada de este 1 de junio. Sufrió de una neumonía fulminante detectada el pasado lunes 29 -cuando fue hospitalizado-, como posible secuela de una pleuroneumonía que lo había aquejado hace algunos años.
“Pedro estaba bien de salud, pero esto fue de un momento a otro. Y, a su edad, un cuadro así ya es muy complejo”, cuenta a la revista Culto de La Tercera su director musical, Jaime Barrientos. Luego acota: “En el 2019 dio sus últimas funciones, estaba muy activo. Luego vino la pandemia, aprendió a usar Zoom e hizo algunos encuentros y entrevistas por ahí. Para animarlo, después nos juntábamos a cantar y ensayar. La idea era que estuviera bien de ánimo. En las últimas semanas, lo vinieron a ver Wildo y el Pollo Fuentes”.
La información también fue confirmada por el músico y director de orquesta, Horacio Saavedra, quien despidió al artista a través de su cuenta de Instagram. “Descansa en paz en los brazos del Señor, Pedro Messone, gloria de nuestra música”, apuntó.
De acuerdo a lo que reportó 24 Horas, el fallecimiento del artista se habría constatado en el hospital El Salvador de la comuna de Providencia.
Pedro Messone nació en Temuco el 6 de junio de 1934 y tuvo una vida ligada a la música, en sus inicios como parte de la agrupación Los Cuatro Cuartos, junto a Luis ‘Chino’ Urquidi, y en solitario.
Este se presentó en el Festival de Viña de 1965, donde se quedó con el segundo lugar con Los de Las Condes, interpretando El corralero.
En términos cronológicos, la historia musical de Pedro Messone comenzó en 1962, cuando tenía 23 años y vivía en Valparaíso. Junto a tres amigos, uno de ellos Luis “Chino” Urquidi, con el que compartía el gusto por el jazz, fundaron ese año Los Cuatro Cuartos. Partieron cantando boleros, pero muy pronto se centraron en el repertorio que los iba a distinguir en la historia: el folclor.
Ese también será el sello de Messone para toda su vida. Nacido en Temuco y criado en Valparaíso, él nunca estuvo ni cerca de ser un huaso, pero así se va a vestir muchas veces, y su repertorio lo van a conformar tonadas, cuecas y canciones con historias del campo chileno. Discos como La fonda de ño Pedro de 1967, o canciones que lo llevaron cinco veces a la competencia folclórica del Festival de Viña del Mar.
En 1964, a dos años de su fundación, los Cuatro Cuartos se trasladaron a Santiago. El estilo estaba claro: arreglos vocales inspirados en grupos de moda en Argentina, como los Trovadores del Norte, y canciones tradicionales. Tocaron en la radio, grabaron discos e inauguraron el neofolklore, una suerte de nueva ola folclórica. Concebida por Camilo Fernández, el mismo productor de la Nueva Ola original, la fórmula de jóvenes vestidos de frac, bien parecidos y cantando tonadas, se multiplicó en la medianía de los años 60. Pero Los Cuatro Cuartos fueron los primeros.
Pedro Messone, en jerga rockera, fue el primer “frontman” del género. Voz de tenor, gran apariencia y carisma en escena. “Era nuestra primera voz y una de las voces más lindas que hemos tenido en este país. Era el galán, por supuesto; una estrella arriba del escenario”, dice Willy Bascuñán, compositor y guitarrista del conjunto, en su autobiografía Tiempo y camino, del 2018.
Como un auténtico “frontman”, ese mismo 1964, Messone tomó una decisión, inédita en en el folclor, mucho más común en otros géneros, como el propio rock: se fue del conjunto para iniciar una carrera solista.
Pero la decisión fue gatillada fuera de la música, desde lo que en este tiempo se llamaba farándula. Desde el teatro de la Universidad Católica lo invitaron al exitoso musical La pérgola de las flores, estrenado en 1960, y remontada ese año para una gira a México, en el papel de Tomasito, pretendiente de la protagonista Carmela, y donde además de actuar debía cantar algunas canciones. Una de ellas la tonada “Campo lindo”, del autor de la música de la obra, Francisco Flores del Campo, y hasta hoy un clásico del repertorio de Messone.
Fuente: La Tercera