Domenico Modugno nació en Polignano a Mare, el 9 de enero de 1928. De joven aspiró a convertirse en actor y lo consiguió. Con poco más de veinte años, y gracias a una beca, logró una plaza en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma. Consiguió rodar varias películas e, incluso, protagonizar La capa roja.
Tras sus primeros papeles en el cine, decidió iniciar su carrera de cantante. Su triunfo en el Festival de San Remo en 1958 con la conocida canción Volare, le abrió las puertas de mercados casi imposibles, como el de Estados Unidos. La canción, que cosechó un gran éxito, quedó tercera en el Festival de Eurovisión del mismo año.
En otras tres ocasiones ganó el Festival de San Remo y volvió a representar a su país en Eurovisión en 1959 y 1966.
A lo largo de su carrera musical, que siempre alternó con la de actor de cine y teatro, tuvo enormes éxitos con canciones como O sole mio, el único disco de la música italiana que consiguió llegar a los primeros puestos del hit parade estadounidense. Pero también fueron muy conocidas Ciao, ciao bambina, Dio, come ti amo o Llora el teléfono, muy populares en nuestro país.
Fue considerado «el padre» de los cantautores italianos y sin duda uno de los más prolíficos artista, puesto que grabó 230 canciones, e interpretó 38 películas para cine, 13 obras teatrales y 7 para la televisión. Además fue presentador de televisión.
Domenico Modugno sufrió un ictus en 1984, lo que obligó a su retirada de los escenarios. Durante un tiempo se dedicó a la política y fue elegido parlamentario en la lista del Partido Radical Italiano de 1987 a 1992. Murió en agosto de 1994.
A lo largo de su carrera, Modugno recibió numerosos premios y reconocimientos, incluido el Gran Premio de la Academia Francesa del Disco en 1962, el Premio David di Donatello en 1966 y el Grammy Lifetime Achievement Award en 2013. Su legado musical sigue siendo importante en Italia y en todo el mundo y su música sigue siendo escuchada y apreciada por muchas personas.
Tras su fallecimiento, y con motivo del 50º Aniversario del Festival de Eurovisión, celebrado en 2005, se nombró a Volare como la mejor canción de la Historia del concurso, tras Waterloo de ABBA.